ARTICULO DE OPINION PUBLICADO EN EL DIARIO EL TIEMPO 01/11/2008

CONCIENCIA NACIONAL

Marcos Figueroa y el compromiso del beso

DESDE PUERTO LA CRUZ.- Hablar de los excesos carnales de Agripina, hermana del emperador romano Calígula, o de la mismísima faraona Cleopatra, quien sin ser una beldad tenía a su disposición mas de cien jóvenes para su total entrenamiento sexual, tendría demasiada carga erótica para una columna como ésta, y por supuesto, faltarían muchos caracteres para poder narrar todas sus peripecias amatorias

Lo mismo ocurriría en referencia a la extensión, si nos diera por relatar los episodios militares protagonizados por Alejandro Magno o el general chino Camp Ping, durante los cuales evidenciaron su arrojo y valentía… Sea como sea, estos rasgos tan personales, valor y sexualidad, permitieron que quienes aquí citamos trascendieran hasta nuestros días.

Traigo esto a colación por ser ambas características parte esencial de nuestra vida, pues para nadie es un secreto que el valor está presente en todo cuanto hacemos, desde la toma de una decisión laboral hasta el conducir un vehículo. Y el sexo es, ni más ni menos, que la resolana “bajo nuestra piel...”

De allí parte mi duda y sorpresa, por que… ¿Cómo entender que estos rasgos tan individuales e íntimos puedan ser puestos en entredicho de manera ligera y pública buscando la descalificación electoral? Pero el asunto se pone álgido cuando dichos señalamientos y acusaciones parten de la boca de una hermosa dama.

Lo anterior lo pude presenciar el pasado martes 28, en un programa opinativo vespertino de una televisora regional de señal abierta, en el cual su moderadora llamaba al candidato a la Alcaldía de Sotillo, Marcos Figueroa, ladrón, cobarde e insinuaba una supuesta ambigüedad sexual. Y toda esta perorata ocurrió delante del primer mandatario regional.

Debo indicar con sinceridad, que como teleespectador me sentí irrespetado por el mal uso que se hizo del horario, pero más allá de este accionar un tanto iracundo y mal intencionado, quedan muchas preguntas en el aire:

¿Es necesario que sea una dama, comunicadora social de exigida imparcialidad, la que le endose descalificativos a un candidato? ¿Estaremos en presencia de arremetidas desesperadas contra Marcos debido a su gran popularidad? Pero considerando el verbo encendido de la damisela, y haciendo el ejercicio de colocarnos por un instante en el lugar del ingeniero Figueroa, nos queda una perspicaz interrogante: ¿Qué camino le queda a un hombre cuando es una joven mujer la que lo vilipendia llamándolo cobarde y aludiendo a cierta indefinición sexual?

Es bien sabido, sobre todo por los caballeros a carta cabal, que “a una dama ni con el pétalo de una rosa”, y estoy seguro que el pana Marcos está muy claro a este respecto, pero también la reacción de cualquier mortal trastocado en su hombría no puede ser otra que “robarle un beso a la agresora”.

Insisto. Cuando los improperios salen de la boca de un hombre, a más de uno se le puede escapar “una mano” por aquello del respeto elemental… Pero con una dama la cosa es muy diferente, por eso, en nombre de la caballerosidad, lo más galante es cambiar besos por insultos… Total, la vorágine de sentimientos que puede desatar un candidato entre las féminas es de pronóstico reservado.

Vaya entonces este versito final:
“Cuantos besos te robé por culpa de cachetadas… Y estando toda mi boca, como un mar ensangrentada, me seguías sorprendiendo pues mis besos reclamabas”.

Así de simple. O sea.